Muerte en la Tarahumara

Última actualización: 12 Marzo 2015

Pascal Beltrán del Río en el Excélsior hace una crónica de los problemas de violencia que se viven en esa zona

Fuente: Excélsior

http://www.excelsior.com.mx/opinion/pascal-beltran-del-rio/2015/03/12/1013031

Tierra de paisajes espectaculares, que contrastan con la miseria ancestral de su población, la Sierra Tarahumara se ha teñido en meses recientes de rojo intenso.Sitákame, llaman los rarámuri al color de la sangre.

A finales de febrero, se recrudeció la violencia generada por bandas del narcotráfico que se disputan la tierra para producir amapola, así como por las rutas para bajar el opio de la montaña.

El retorno de la heroína en el gusto de los consumidores de droga en Estados Unidos ha hecho aparecer una fiebre del opio, y en muchas regiones serranas de México esto ha significado una codicia sangrienta. Además del aislamiento, eso es lo que une hoy a la Tarahumara con el Filo Mayor de Guerrero.

De Urique a Bachíniva y de Moris a Bocoyna, los enfrentamientos se han vuelto cosa cotidiana, dicen habitantes de la sierra chihuahuense. Por los caminos rurales se reporta la presencia de hombres armados con rifles de alto poder a bordo de camionetas.

Hace diez días, la inseguridad llegó al límite cuando grupos de narcotraficantes privaron de la libertad a tres policías de Urique. Los asesinaron a tiros, para después incinerar sus cuerpos en una camioneta que era utilizada como ambulancia. El resto de los agentes municipales huyó.

En ese mismo municipio fueron secuestrados el lunes de la semana pasada dos encuestadores del INEGI, Érick Fabián Paredes Valois, de 24 años de edad, y Jesús Manuel Pérez Montoya, de 30.

Después de una intensa búsqueda, sus cuerpos fueron encontrados anteayer, semienterrados, en el paraje boscoso de Cerro Colorado, cerca de la comunidad de Bahuichivo. Ambos tenían el tiro de gracia en la cabeza.

Ese mismo fin de semana, la carrera anual de ultramaratonistas conocida como Caballo Blanco —de fama internacional, fundada por el corredor estadunidense Michael Randall Hickman o Micah True— tuvo que ser cancelada. Para dar la impresión de que no pasaba nada, las autoridades locales organizaron una carrera alterna.

Sin embargo, muchos de los corredores subieron crónicas y opiniones sobre los hechos en redes sociales.

Ésta es una de ellas: “El viernes 27 de febrero con cuatro parejas de amigos corredores tomamos una camioneta en Bahuichivo rumbo a Urique. Nuestro objetivo era correr la carrera de Caballo Blanco con los rarámuri. El paisaje era maravilloso. La carretera es muy angosta, cabe un carro y medio y tiene algunos espacios para que se intercalen los que suben y bajan.

“A la bajada, nos encontramos con un convoy de siete a nueve camionetas pick up llenas de gente que parecía armada que nos obligaron a orillarnos al borde de la barranca (tiene mil 800 metros de profundidad) para darles el paso hacia arriba.

“Al llegar al pueblo todo era fiesta, estaban los tarahumaras (más de 500), muchos con sus familias, y 250 visitantes externos, entre ellos extranjeros de 20 países. Nosotros estábamos tranquilos, ajenos a la situación que se vivía realmente en la población de poco más de mil habitantes.

“El sábado caminamos al lado del río, como a las 12 del día, y pasaron al lado de nosotros de 12 a 14 camionetas con gente armada con armas largas y que pasaron rumbo al poblado de Gualupayna. Nos dio temor y preguntamos en una tienda. En voz baja nos dijeron que la situación estaba grave y que había un enfrentamiento entre bandas de narcotraficantes cerca de Gualupayna desde las 11.

“Los paquetes de la carrera los entregaron entre las 2 y 3 de la tarde. Sin embargo mientras comíamos en un restaurante local nos avisaron que a las 4 habría un comunicado de los organizadores.

“Finalmente, estando todos, extranjeros y tarahumaras, los organizadores norteamericanos, junto con la secretaria de Turismo de Urique, nos informaron que la carrera se cancelaba porque no había las suficientes garantías de seguridad para los corredores. Dijeron que habían solicitado apoyo al estado y que enviarían al Ejército para proteger el pueblo y que se habían coordinado ya con el tren El Chepe para que hiciera un recorrido extraordinario el domingo 1 de marzo para que todos pudiéramos salir rápidamente de Urique.

“Fue como un balde de agua helada para todos. Había personas que venían desde Turquía y Argentina, y tarahumaras que habían caminado dos días para llegar a Urique.

“Hablamos con la secretaria de Turismo, quien nos dijo en corto que el viernes habían entrado a la población unas camionetas, desarmado a los policías y secuestrado al comandante, el cual no había sido encontrado. Nos dijo que sí había un enfrentamiento en Gualupayna y que no podían permitir que la carrera se llevara a cabo ya que parte de la ruta atravesaba esa población”.

Esto es lo que pasa en la sierra Tarahumara, otro pedazo de patria que se está perdiendo ante la violencia.

No tiene sentido alguno negar los hechos y nada se arregla así. Tampoco, limitándonos a señalar culpables, como si el narcotráfico fuese un fenómeno sencillo, con un puñado de responsables.

Lo que necesitamos es una gran discusión nacional que ubique claramente el problema y produzca soluciones. Por cierto, todas ellas pasan por ser intolerantes con la ruptura del Estado de derecho.

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